viernes, 24 de abril de 2015

La del espejo…. Esa no soy yo

Alejada de toda realidad, al margen de la vida, de lo que debe ser y no es, de lo que se supone debo sentir y no lo siento… esa a  quien yo veo, esa no soy yo.

Bajo la misma sombra que me absorbe noche tras noche y el brillo que me aturde los sentidos día tras día, siento que me desconozco, que me alejo sin posibilidad de  retorno alguno. 

Me freno. Me espanto. Hasta dónde he de ver un reflejo que no me corresponde?

Con el cual no me siento a gusto... ni a flor de piel.

   Entonces me pierdo, me escondo dentro de mis profundidades. De modo arrogante y consentido, me convierto en oruga con caparazón de tortuga...

Camuflajo  mis costras, manchas, heridas, fealdades y caigo en picada volando, me mareo estando firmemente de pie, despierto soñando que
sueño al despertar  y compruebo una vez más, de manera casí cíclica, con desgano e indiferente hastío, que esa que me observa atentamente... esa no soy Yo.
Aquella que hoy me mira con inquieta curiosidad, asombro y sorpresa, del otro lado del espejo, insisto,  la desconozco y tampoco me animo a conocerla. No tiene nada que ofrecerme, salvo falsedad.

Y es  cuando entonces, me invaden las dudas, temores y desconsuelos. Sin saber si lo errático está en mi ser o en el espejo aquel.  Algo está fallando, hay un desencaje…. pues mi reflejo no me corresponde y mucho menos, me comprende.
Siento que  soy traslúcida, etérea, frágil  o por lo menos eso pretendo ser, pero insiste una y otra vez en mostrar aquello que no soy, un cuerpo mal intencionadamente real, a mi pesar fuerte, brillante y vibrante, dispuesto a hacerse notar… Ese mismo cuerpo con su aura que trasciende, aquel que los demás necesitan ver de mi, pero que no corresponde a mi realidad.

Y me espanto al punto de gritar, no de miedo, sino de desesperación porque desconozco dónde quedo mi ser, en que camino varado, o con quién se encuentra mi verdadero yo, secuestrado, marchito, tiritando de frío. Lo cierto es que en mí no está.

Insisto… con necedad casi frenética,  esa que veo y que me devuelve su mirada,  engrandecida, poderosa, explosiva… esa no soy yo.

Con tanto título que incomoda, la modelo, el ejemplo, la líder. el alma de la fiesta, la segura … esa no soy yo! Empequeñecida, aberrante, difusa y compleja.

Lo soy y no lo veo. Se oculta o fue robada?

Que me conozco desconociéndome, que me comprendo enredándome, que me analizo dejando de pensar enfocada en la nada, que me encuentro perdiéndome sobre mis propios pasos y lo único cierto en esta historia descabellada, que tiene fin más no principio, es que aquella que insisten en ver, esa no soy yo…



    

         

jueves, 2 de abril de 2015

La espera...

Fue su decisión.
Ya no hay tiempo para arrepentimientos. Producto de un impulso, arrebato o curiosidad  y hela aquí una vez más en su eterna espera, sin saber a ciencia cierta qué es lo que realmente la ata a seguir tan absurda relación que la lastima una y otra  vez.

La espera. Cansona. Repetida. Cíclica.... llena de incertidumbres, vacíos, pausas y altibajos...  sin saber cuándo llamará, si es que lo hará. Sin saber cuándo tocará a su puerta, si  es que aparecerá.... Sin saber a ciencia cierta cuánto tiempo se quedará con ella. A dormir? ja! jamás!!!

Y así ha sido por años, meses, horas y en este preciso minuto.

Sabe que ésto funciona porque ella, solo ella lo permite. Porque lleva la carreta y domina sus caballos, aún cuando desconoce el camino a seguir.

Y permanece siempre esperando un cambio de última hora, la cancelación de una cita o un retozón presuroso, contra reloj,  dejando a un lado sus propios orgasmos por complacerlo a él, permitiendo la humillación de la espera  y lo planificado de sus encuentros  porque se siente incapaz de alejarse del todo, porque la sensación de dependencia la supera y el miedo a estar sola la invade cada vez que decide dejarlo.  Que decide dejarlo, más no lo intenta...

Y día tras día es infeliz y también es consciente de ello.
Su cama fría y solitaria se lo confirma.
El silencio de la noche se burla de ella, con sarcástica sonrisa e hirientes susurros burlones.

Ella, quieta, bajo una falsa calma, solo prefiere ignorar las señales e inclusive ha perdido la cuenta de sus llantos, decepciones y lamentos. Ahora solo la invade una fuerte sensación de lástima y verguenza, al dejar que su vida pase, sin control alguno, frente a sus ojos, persiguiendo el afecto y atención de un hombre cual si fuese una quimera.

Inalcanzable. Imposible. Displicente. Así es su espera. Así el objeto de su afecto. Así su hombre. Y lo sabe, lo asume y lo acepta. Con él pero sin él. Así se resume la vida de ella, comúnmente llamada "la otra"...

Cuestionada, señalada, criticada y depositaría de burlas y chistes de mal gusto por doquier, por aquellos conocedores de su verdad oculta pero dominada por terceros a "voces"..... sin detenerse a pensar en sus sentimientos, en sus pensamientos, en la verguenza que ocasiona estar oculta a terceros, en amar sin ser amada, en entregar cuerpo, tiempo y alma sin ser reconocida por amigos y familiares.

Tal vez es odiada. Con motivos y razones de peso, porque eligió mal. Se fijó en el hombre equivocado en un momento inadecuado y dentro de unas circunstancias nefastas, y a pesar de presentir un amargo final, a pesar de todo, se queda. Lo espera una y otra vez. Deseando tener otra vida, otro ambiente. Soñando con ser tres cuando en realidad no logran ser dos. Sola. Vacía. Ajena. Envidiosa pero serena, fría como la Serpiente del Edén.

Sin metas a largo plazo, salvo esperar un golpe de suerte. Sintiéndose masoquista, enferma o sencillamente estúpida, viendo como discurre su vida sabiendo que  él no estará presente en fiestas importantes, momentos tristes o celebraciones espontáneas. Sabiendo que no lo puede visitar cuando le nazca y mucho menos puede llamarlo en horas no "laborables". Y a pesar de las prohibiciones, las "contraseñas"e indicaciones  y las miserias emocionales con que la alimenta, se queda. Insiste.Permanece y espera.  Hambrienta como perra rabiosa deseosa de migajas. Espera.            

Sin conocer las ganancias que nunca llegan. Esperanzada por que se cumplan las promesas, rotas una y otra vez.  Con sueños por realizar.... no hoy, quizás mañana. Y pasa en vela, pensativa pero atenta, distante y discreta. Sin poder vivir su vida, ya que se encuentra prisionera de sus manos, de su encanto y su tiempo.
Sujeta dentro del vaivén de un reloj imaginario que solo ella logra ver y seguir, sabiendo que ese es su papel, esperar su tictac en el preciso momento y lugar..

Hoy fue una tarde fatal, pero mañana amanecerá. Y tendrá mejor semblante, con una sonrisa  en sus labios y fuerzas renovadas. Hermosa, vibrante, coqueta. Preparada de pies a cabezas.

Solo pendiente del teléfono y la puerta.
Atenta a seguir las instrucciones. Más bonita y complaciente que nunca, sigue a lo oculto.
Como le toca, a la espera.