jueves, 2 de abril de 2015

La espera...

Fue su decisión.
Ya no hay tiempo para arrepentimientos. Producto de un impulso, arrebato o curiosidad  y hela aquí una vez más en su eterna espera, sin saber a ciencia cierta qué es lo que realmente la ata a seguir tan absurda relación que la lastima una y otra  vez.

La espera. Cansona. Repetida. Cíclica.... llena de incertidumbres, vacíos, pausas y altibajos...  sin saber cuándo llamará, si es que lo hará. Sin saber cuándo tocará a su puerta, si  es que aparecerá.... Sin saber a ciencia cierta cuánto tiempo se quedará con ella. A dormir? ja! jamás!!!

Y así ha sido por años, meses, horas y en este preciso minuto.

Sabe que ésto funciona porque ella, solo ella lo permite. Porque lleva la carreta y domina sus caballos, aún cuando desconoce el camino a seguir.

Y permanece siempre esperando un cambio de última hora, la cancelación de una cita o un retozón presuroso, contra reloj,  dejando a un lado sus propios orgasmos por complacerlo a él, permitiendo la humillación de la espera  y lo planificado de sus encuentros  porque se siente incapaz de alejarse del todo, porque la sensación de dependencia la supera y el miedo a estar sola la invade cada vez que decide dejarlo.  Que decide dejarlo, más no lo intenta...

Y día tras día es infeliz y también es consciente de ello.
Su cama fría y solitaria se lo confirma.
El silencio de la noche se burla de ella, con sarcástica sonrisa e hirientes susurros burlones.

Ella, quieta, bajo una falsa calma, solo prefiere ignorar las señales e inclusive ha perdido la cuenta de sus llantos, decepciones y lamentos. Ahora solo la invade una fuerte sensación de lástima y verguenza, al dejar que su vida pase, sin control alguno, frente a sus ojos, persiguiendo el afecto y atención de un hombre cual si fuese una quimera.

Inalcanzable. Imposible. Displicente. Así es su espera. Así el objeto de su afecto. Así su hombre. Y lo sabe, lo asume y lo acepta. Con él pero sin él. Así se resume la vida de ella, comúnmente llamada "la otra"...

Cuestionada, señalada, criticada y depositaría de burlas y chistes de mal gusto por doquier, por aquellos conocedores de su verdad oculta pero dominada por terceros a "voces"..... sin detenerse a pensar en sus sentimientos, en sus pensamientos, en la verguenza que ocasiona estar oculta a terceros, en amar sin ser amada, en entregar cuerpo, tiempo y alma sin ser reconocida por amigos y familiares.

Tal vez es odiada. Con motivos y razones de peso, porque eligió mal. Se fijó en el hombre equivocado en un momento inadecuado y dentro de unas circunstancias nefastas, y a pesar de presentir un amargo final, a pesar de todo, se queda. Lo espera una y otra vez. Deseando tener otra vida, otro ambiente. Soñando con ser tres cuando en realidad no logran ser dos. Sola. Vacía. Ajena. Envidiosa pero serena, fría como la Serpiente del Edén.

Sin metas a largo plazo, salvo esperar un golpe de suerte. Sintiéndose masoquista, enferma o sencillamente estúpida, viendo como discurre su vida sabiendo que  él no estará presente en fiestas importantes, momentos tristes o celebraciones espontáneas. Sabiendo que no lo puede visitar cuando le nazca y mucho menos puede llamarlo en horas no "laborables". Y a pesar de las prohibiciones, las "contraseñas"e indicaciones  y las miserias emocionales con que la alimenta, se queda. Insiste.Permanece y espera.  Hambrienta como perra rabiosa deseosa de migajas. Espera.            

Sin conocer las ganancias que nunca llegan. Esperanzada por que se cumplan las promesas, rotas una y otra vez.  Con sueños por realizar.... no hoy, quizás mañana. Y pasa en vela, pensativa pero atenta, distante y discreta. Sin poder vivir su vida, ya que se encuentra prisionera de sus manos, de su encanto y su tiempo.
Sujeta dentro del vaivén de un reloj imaginario que solo ella logra ver y seguir, sabiendo que ese es su papel, esperar su tictac en el preciso momento y lugar..

Hoy fue una tarde fatal, pero mañana amanecerá. Y tendrá mejor semblante, con una sonrisa  en sus labios y fuerzas renovadas. Hermosa, vibrante, coqueta. Preparada de pies a cabezas.

Solo pendiente del teléfono y la puerta.
Atenta a seguir las instrucciones. Más bonita y complaciente que nunca, sigue a lo oculto.
Como le toca, a la espera.    

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