viernes, 18 de septiembre de 2015

TE DESEO

A pesar de no poder tenerte, añoro hacerlo cada día más.


Rendirme en tus brazos, saborear tu piel, sentir tu aroma, embriagarme toda de tu ser, lamer tus estallidos al punto del empalague y el cansancio ...















Añoro tenerte más alla de un impulso, una obsesión o terquedad.
Más alla de una equivocación o un acto impensado. Un error. Un desvarío. Tal vez mi última locura!!!. No lo se.  Repito, no lo se.

Sólo atino a decir que te deseo, en este momento más que hoy...  hoy más que ayer... Ayer cuando aún no te conocía juro que te esperaba, que te sentía muy dentro de mi ser.


Eres mi todo a pesar de no ser nada.
Te conozco aún cuando ésto no es verdad.
Te imagino y se que el día de mi entrega no me habré de equivocar en lo inventado por mi cuerpo y recreado tantas veces por mi mente.
Febril, inquieto, alborotado por ti.

Tú.
un cuerpo por recorrer sin atisbos ni temores.
Un enigma que deseo descifrar.
Una cúspide que necesito conquistar.
Un sentimiento malsano casí infantil de curiosidad.
Una montaña rusa que deseo dominar.
Un pecado del cual planeo no arrepentirme quizá. 

Un espacio.
Un rincón.
Una esquina que nos descubrió desprevenidos.
Un silencio incómodo, largo, comprometedor y agradable.
Una despedida distendida. No deseada.
Un te extraño y no te has ido ...
Unas gotas de lluvia sobre tu tejar.

Una cama sucia, deshecha..
Unas sábanas en las cuales deseo pernoctar. Amanecer. Repetir, Descansar.

Y eso eres tú.
Un enigma
Un imposible cada vez más posible.
Una lejanía.
Una distancia difusa al alcance de mis manos.
Una oportunidad disfrazada de amistad.

Una cita enmascarada de reunión.
Risas nerviosas, miradas evasivas, roces con temor, timidez  y premura.
Un encuentro que ya se ve venir. Que nos espera. Nos llama. Nos tienta.

Y te pienso.
Te imagino.
Te invento.
Espero.  Desespero.
Me calmo y retomo el sentimiento soslayado. Aquel que finjo no tener, que carcome mi interior con ganas de ser.
Que me socaba. que corrompe. que da hambre e invade cada orificio, cada nervio, cada rincón de mi ser.

Reflexiono.
Pienso.
Y caigo en cuenta.


Esto no puede ser.
No lo podemos dejar crecer.
No puedo ser tuya.
No me puedes tener.

Sonrío.

Tú también.
Me ves. Te observo.
No es necesaria la entrega.

Solo al pensarte.  Solo al verte venir.

Solo al sentir tu proximidad, tu presencia, me invade un desespero que no es otra cosa que placer.....


No necesito tus besos, tus caricias ni tu vaiven.
No me toques.
Ni me penetres.
Ya lo has hecho aún sin querer...sin darte siquiera cuenta.
Ya he estado en tí.
Ya te conoce mi piel...
Me posees sin pedirlo. Al menos Yo lo se.
Lo niego. Lo evito. Lo minimizo con esperanza de no sentirlo.
Pero sigue aqui y no se quiere ir... 

  

viernes, 4 de septiembre de 2015

... Y volviste!

De nuevo en las andanzas.

Retornaste exactamente al punto aquel en que te perdí.

Y andas por alli, alegre,  libre cual el viento, intentando someterme una vez más.
Intentando arrastrarme al infierno disfrazado de paraiso.... aquel del cual salí, porque así lo has decidido tú sin mas ni más .

Y vuelves como si el tiempo hubiese hecho pausa.
Regresas esperanzado no se a qué. Queriendo encontrar no se a quién.
Vuelves y apareces con tu sonrisa descarada, con  tu andar desenfundado que produce en mi  incomodidad y al mismo tiempo placer.
Vuelves con tus mañas que te anteceden, con la malicia que siempre rodea tu ser y que te delata. Con esa sonrisa a medias que descubre que a tu lado nada es seguro, permanente y mucho menos serio.

Vuelves convencido de que entre nosotros nada ha cambiado. Y pretendes convencerme de lo mismo.
Afirmas que has llegado y esta vez, vienes a quedarte. A quedarte en verdad.
Que será diferente. Que eres el mismo pero más consciente, maduro y que tu único discurso y carta de presentación es que aún me amas.
Que las mentiras, el drama, el llanto, las promesas rotas, la espera, el aislamiento al cual me sometiste, mi corazón herido... todo ésto quedó atrás.

Vienes porque defiendes el statuo quo existente ayer, ese que reza que siempre he sido y seré tuya.  Porque me conoces y me sabes incompleta, errática, vacía sin tí.

Cuanta soberbia!!!.
Cuanta negación puedes albergar en ti?

Acaso no crees cuando te aseguro que he cambiado?
Es que no lo ves?
No crees que mi mundo ya no gira en torno al tuyo?

Acaso desconoces que mi horizonte ya no termina en ti? 

Me imagino que es una dura realidad reconocer y aceptar los cambios, Mucho más si los mismos conspiran en tu contra. Mucho menos si quedas afuera de aquella la que fue "nuestra" historia. Aquella que nos envolvió  y que hace un tiempo, para mi bien, dejaste atrás.

Me sofocas. Me agobias. Me acosas. Me arrinconas.... me tientas...
Me explicas que sin ti soy una flor sin deshojar, una corriente sin cause, una mujer sin orgasmos.... Que te pertenezco tal cual te pertenece tu sombra. 


Que tu lugar está dentro de mí y mi camino solo debe terminar en tí.
Que debe haber un error, un circuito cerrado en mi cerebro. Que no legislo bien.
Que mi decálogo termina y claro empieza en ti.

Que te amo. Y que lo sabes.
Que te espero. Y tú lo sientes.
Que te perdoné. Y que te consta.
Que nadie cambia de la noche a la mañana. Y menos Yo, una mujer sin voluntad ni seguridad.

Me pregunto, cuánta "noche" tienen los años que he visto pasar ?
Cuántos soles de madrugada perdí por tu causa?
Cuánto invierno reinó en mí por tu partida?

Es que olvidas las veces... las muchas veces que lloré?
Acaso olvidaste que practicamente me deshice por el miedo y la tristeza de seguir sin ti!

Desconozco tus intenciones, salvo el de volver mi mundo un caos.
El robar la paz que hoy habita en mi alma.
El quitarme el aliento de vida que tanto me costó conseguir tras tu partida.

Y volviste!

Volviste con tus mismos rasgos arrogantes, temerarios
Volviste con tus pasos firmes, con tus brazos que ayer me apretujaban, con tus dedos, con tus labios, con tu lengua que solo antier me llenaban de placer.... seguro de que tu lugar está en mi.
De que mi mundo es totalmente tuyo.

Y volviste!

Volviste sin invitación, como rafaga de viento.

Sin previo aviso. Fuerte, soberbio... Seguro de que aún te amo.
Deseoso de explorar mi cuerpo, someter mi alma, dominar mi mente.
De guiar, como antes, mis pasos, mis actos, mis reacciones y mis pensamientos.

Volviste. Si!
Pero tan equivocado. Errando el camino.
Tropezando las mismas piedras que dejaste a  tu paso.

Volviste....
Subestimando mi mundo.
Ignorando mis sentimientos.
Minimizando mis amores, mi entorno, mis logros.
Echando polvo a mis avances, pocos para tí ... pero audaces y contra todo pronóstico para el mundo circundante.

Volviste.
           ¿a qué?
                      Lo desconozco.

Ya no le faltas a ella....

Aquella que dejaste ir una madrugada cualquiera. Descalza. Llorosa. Desolada y temblorosa..
Aquella que caminó kilometros sin saber cómo se vivía sin ti...
Esa que no podia casí hablar sin sentir que se le desgarraba, literalmente, el alma.
Esa que pidió ayuda para poder superar el vacio y el dolor...
Aquella que se sentía insegura e incompleta sin ti.                      
Aquella que se sentaba a esperar bajo la luz de un débil farol.... en una esquina macabra.... sola, con frio y de madrugada... con lobos que la acechaban....que ella veía y escuchaba venir pero no la aterraban... Tanto era su grado de dolor que desconocia el valor del temor...

Aquella que se acostumbro a tu peso, a tu olor, a tu ácido sabor ... al golpeteo de tu cuerpo sobre el suyo.

Esa que no temia los peligros, las penurias, las zozobras. las verguenzas que le causabas...

Esa que no dudaba en seguir a tu lado a pesar de que todo se te oponia....


Esa.
Aquella mujer que hoy casi no recuerdo.
Que me rehuzo a citar.

Esa mujer de la historia.
La que olvidé, la que no conozco, la que no recuerdo con detalle alguno....

Esa  ya no vive aqui.
Te cuento que murió. Que migró a espacios desconocidos....
Repito.
Para tu mal y el bien mio, esa no existe.
Aquella  ya no vive en mi.


    

lunes, 10 de agosto de 2015

Una muesca más....

Sin sentido ni oficio.
Sin función real o definida. Esa soy yo.
Una muesca más dentro de tu engranaje...

Fabricada a tu antojo, solo para hacerte feliz, para servirte y dejarme usar.
Sin tallado fino, solo con practicidad.
Sin miramientos sin señales o instructivos de cómo se ha de usar.

Sin personalidad. Cual si fuese tu reflejo.
Con iniciativa nula, solo a tu disposición sin más.

Una muesca a tu medida, a tu merced y voluntad.

Una muesca que no gira, no late, no vibra.

Que no sujeta ni asegura na'a... que se adapta, mimetiza y se desaparece cual gota de sudor en el centro de un solar.

Sin sentido ya lo dije, pero toca repetirlo, para que se subraye su gravedad.

Una muesca en si vacia, cargando su propia ruindad, respirando soledad. Fingiendo.
Asumiendo el autoengaño de creerse valorada sin serlo en realidad.

Una muesca a la cual no se le da engrase, mantenimiento ni nada.

Que se entalla, se adapta, se acomoda a ti.... olvidando su esencia, naturaleza y fin...

Una muesca  casí  serial.  De esas que se desechan cuando pierden el brillo y ya.

De esas que nadie nota.
Que se tira en cualquier jarrón de cristal dentro de cualquier gaveta de cualquier lugar, sin aire sin gravedad, sin atisbo de esperanza, que solo se queda a esperar.....
Esperar  que  luego de un impulso fugaz sea buscada, apretada, usada y nuevamente desechada...

De esas que de tanto dar, amanecen agotadas, secas y solladas.... Corroidas de oxido y algo más.

Una muesca sin forma, de hierro permeable a tu presencia. Con hendiduras precisas para en tí encajar.

De esas que huelen tu arrogancia, indiferencia y desden.

De esas que temen ser ignoradas, pese a todo esfuerzo.... sin darse cuenta que lo son a diario... un poco cada día, cada día un poco más.

Y así continua girando el sistema.

Tú al mando...
                      Yo a tu merced...
                                                 como la muesca aquella que usas de vez  en vez....    

jueves, 18 de junio de 2015

NO TENEMOS HISTORIA!

No tenemos historia y aún asi me gana el empeño de creer que si...
Y sin tenerla, heme aqui pensándote, escribiendo de ti, de lo nuestro, de aquello inexistente e intangible.

Regodeándome en todo aquello que nunca sucedió. Mas no importa, solo basta con saberme dueña de mis sueños, de historias que solo ocurren en mi propia mente, dentro de mi mundo imperfecto.

No tenemos historia pero mi necia terquedad, redundantemente insiste en que la fabrique para mí y la invente para ti.

No tenemos historia...
No hay recuerdos que atesorar.
No existen momentos que narrar con orgullo o nostalgia y mucho menos, nadie dispuesto  a escuchar.

No puedo detallar ni una sola fotografía en la cual estes tú ni evadir algún lugar al cual no entrar.
No hay hoteles, herbazales ni baños que estremezcan mi cuerpo al recordar los momentos sexuales que en tu compañia viví.
Ni siquiera puedo dedicarte canciones, poemas.... No existe entre nosotros aquella célebre "canción de dos"...y qué?! Aún asi, insisto... a pesar de... produces suspiros, gestos, desvelos y desesperación.

Y es que mi mente insiste en tenerte presente cuando ni siquiera fuiste parte de mi pasado y claro, mejor ni mencionar, el futuro.

Y sí! Lo admito, sin historia, me cobijas fuertemente entre tus brazos, me sonrojas al mirarme envuelta en el reflejo de mi propio espejo  y dibujas una sonrisa callada, secreta en mis labios.

¿Ya he escrito que no tenemos historia?  Ni conjunta ni cercana. Más bien, remota, extraña, difusa. Y con seguridad nunca la tendremos pues erramos el camino, no coincideron nuestros momentos e inclusive me adelante a tu tiempo.

Llegamos tarde a nuestro propio encuentro.
Nos acompañan a nuestro pesar  seres equivocados, casí perfectos, y heme aquí, escribiendo de aquello que nunca sucedió. De todo ésto sin ser real. E irónicamente, tú, protagonista de mi historia, te encuentras leyendo mis escritos sobre ti pero sin mi. Acompañado y vacio, al igual que yo. Amado y solo.

Es nuestro destino, vivir juntos sin estarlo. Pertenecernos sin conocernos, como una carga que no se quiere asumir pero se debe llevar.

Bizarra, compleja y absurda ésta, nuestra vida, que sin tener historia produce sentimientos, resaltos, espanto, desvarios, añoranzas y ansiedades.

Que produce nostalgia sin tener a quien extrañar.
Que en escalada simétrica me llena de ansiedades, sin tener por quien esperar.

No espero por ti pero te siento cerca.

No esperas por mí pero sientes mi presencia. 

y así, sin tener historia, se entretejen nuestras vidas en paralelo imaginando momentos  cada vez más distantes, difusos, étereos...

Y no es mi culpa el sentirte, el pertenecerte... asi como no es tuya, el pensarme.

Pero lo cierto es... solamente una gran pérdida de tiempo, esfuerzo y emociones.
Pérdida de abrazos, recuerdos e inventos.
Pérdida de latidos acelerados sin fundamento. Pérdida de deseos de entregar aquello que no se espera. Aquello que no se pide pero se desea.

Es que de a momentos se me olvida. Realmente se me olvida que somos dos.... aquellos dos que no tienen historia ni nunca la tendrán..

miércoles, 10 de junio de 2015

La soledad pese al abrazo.

Que no me digan que la compañia se nota, pesa y se siente, porque muchas veces no es asi. Incluso, a veces, incomoda. Asusta y enerva.

Hay momentos en que te sientes acompañada estando sola y otras, muchas... más de lo que debería ser, te sientes vacia, sola y deshecha cerca de tanta gente, jolglorio y afecto.

Y he de reconocer, a regañadientes, lo que tanto se lee y escucha por alli de maestros y de falsos líderes que incautan  almas carentes de afecto  y bolsillos de ingenuos desprotegidos de amor propio, que son demasiados y por ello, demasiadas las estafas: Y es que no se puede sentir lo que no se tiene, aún cuando lo anheles.

Por eso, puede ser tu sueño que te amen, consientan y respeten. Pero si no sientes ninguno de estos sentimientos por ti misma, imposible sería atraerlos, raro reconocerlos, extraño aceptarlos y casí improbable sentirlos con agrado.

Es que cuando se anda a la defensiva y con sentimientos de paranoia y sospechas infundadas, todo lo vez "mal intencionado" o
con doble y misterioso matiz, a pesar de que sea para tu bien, todo, absolutamente todo lo verás mal y por ende, tendrás el irresistible impulso de evitarlo, huir o escapar.

Con dolor he de reconocer que no se puede negar que el sentimiento de "desmerecer" lo que mereces es mucho más grande que la voluntad de recibir con agrado las sorpresas y bondades que nos tiene la vida deparadas.

Cuando estas mal, si se te acercan, cuestionas el porqué. Analizas, indagas y escudriñas las motivaciones "reales" de aquel que quiere estar contigo. Sospechosamente intuyes que algo en esa persona "no va bien" porque si lo fuera, no te hubiese elegido a tí.
Asi de sencillo. Sin darte cuenta, te transformas en tu peor enemigo, aquel que anhela compañia, besos, caricias y abrazos pero que por inseguridad y poco amor propio, aleja de si todo ésto e inclusive, más.

Y es cuando escuchas lamentaciones, diatribas y cuestionamientos. En voz alta y con el corazón parti'o con borbotones a chorros de sangre. ¿Que porqué no me quieren?.  ¿porqué se alejan? ¿Cúal es mi problema? ¿ porqué estoy sola? ¿acaso no merezco que me amen? y la clásica "Que mala suerte tengo!!!" ...Cuando en realidad la suerte no juega ni el enésimo lugar, mucho menos papel preponderante en esta historia ni en sus consecuencias.

Lo único cierto aquí es que si te aman y no lo sientes, si se preocupan por ti y dichos actos o sentimientos no llegan a tu psiquis, el problema no está en quien abraza, sino en quien estaba supuesto a recibir el afecto. Es decir, el problema eres TÚ... o mi persona... o quien quiera que le guste escapar del amor, del afecto, de la entrega. El problema no es de quien se da, sino de aquel que no quiere recibir...

Si no has logrado captar el fluir del amor en tu vida. Si eres incapaz de gozarte un amanecer en compañia, una sonrisa sincera, un guiño de ojos, unas mejillas rebozantes de rubor por tu causa, unas miradas ardorosas de deseo por ti, el vaiven sonoro de un cama al hacer el amor.... si eres incapaz de admirar todo aquello que el otro u otra, tienen y quieren ofrecerte, no solo no mereces el abrazo.... mereces seguir nadando en el más hondo mar de tu autoinflingida soledad.

No añores el abrazo, si no estas preparado para recibirlo.

viernes, 22 de mayo de 2015

Recién caí en cuenta....

   
 Conforme fuí creciendo y mis amigos imaginarios paulatinamente se alejaron de mí sin razon aparente, nuevas rarezas surgieron en mi mente.

Ideas, creencias, sueños, inventos, los cuales defendía como "mi verdad".

Verdades que desconozco de donde las saqué pero que creí a capa y espada  y que defendi como solo yo lo puedo hacer, con vehemencia y pasión absolutas...

    Era fiel creyente en mi primera niñez y temprana juventud, de que todo se podía comprar.
Absolutamente Todo!

Desde un par de manzanas hasta las personas.
En especial, las personas.

Sentia que si al crecer compraba a un hombre, no solo con dinero, sino con el ofrecimiento total de mi cuerpo, caricias, mi tiempo, mis  atenciones, brindando detalles, siendo leal de modo extremo, condescendiente y casi arrastrada, besando el piso por el cual caminase... en fín, dispuesta totalmente a sus pies, ésto me garantizaria conseguir un compañero totalmente dispuesto a hacerme feliz, no contradecirme y actuando como  mi mascota fiel....

Que tendría con un chasquido de mis dedos la fidelidad, el buen humor, sexo constante, compañía permanente y sobre todo lealtad ciega, a toda prueba.

El efecto de comprar un hombre no significaba necesariamente obtener a un ser inteligente, estable, maduro y mucho menos al clásico hombre proveedor o cuidador de mi vida.  Quería más bien,  ir a una repisa... La repisa de la vida y decir, sin más ni más,  "Este me lo llevo! Cuanto cuesta?"

Y pensaba que al crecer, era lógico que me comprase un carro, una mascota, una casa y un hombre. Todo tal cual, en ese respectivo orden y en cierta manera lo logré, aunque mi plan nunca se pareció a mis sueños ni remotamente... Fracasó... incluso antes de iniciarlo.

También creía que los hijos o hijas llegaban  por un acto de
cuasimagía, de un hombre perfecto, casí zombie: mudo, sin aspiraciones salvo estar a mi lado, sin opiniones ni criterio alguno, con excelente sentido del humor quién solo se dedicaría a hacerme inmensamente feliz provocando en mí sonrisas, paz  y satisfaccion.

Pensaba, ilusamente, que al crecer, prescindiría de mis dedos índice y medio derecho, pues con "el hombre que comprase"  los orgasmos "a la carta", solicitados u ofrecidos de manera espontánea, estarían plenamente garantizados.  

Tarde me dí cuenta, luego de muchos tropiezos, caidas, porrazos, que esta invención de "comprar personas" era en realidad una formula perfecta para el fracaso.

Era, y de hecho fue un camino directo al sufrimiento garantizado.

Que el querer comprar a las personas, sobre todo a mis parejas, era una invención basada en una pobre autoestima, en pensar que no merecía nada bueno, que no era capaz de generar en nadie  un auténtico sentimiento de amor, deseo o cariño o por lo menos atracción.

Invención, valga la redundancia, inventada por mí para hacer más llevadera mi realidad interior, que me avasallaba, cuestionaba y humillaba de manera incesante desde entonces.


También pensaba que tener un compañero era la ruta segura para engendrar mis propios hijos. Hijos que solo serían "mios" ya que los pariría con todo el dolor y la parafernalía bíblica que me daba de manera casí inmediata, desde la concepción,  el Poder y autoridad para declararlos de mi absoluta posesión.

Recién caí en cuenta, con casi medio siglo a cuestas, que el amor no se compra, no se obliga ni surge de la presión, la persecución o inspirando lástima.
Que inclusive, la lealtad y fidelidad permanente no te garantiza obtener de vuelta lo mismo.

Que el amor que ofreces no obliga a nadie a quererte. No tiene porque ser recíproco y mucho menos de igual intensidad o cantidad.
Aprendí  más bien que el Amor te libera de ataduras, miedos y problemas no resueltos para lograr finalmente ser, actuar y crecer conforme el camino por el cual tus propios sueños te quieran llevar, acompañada o sola.

Recién caí en cuenta que el compromiso y el cambalache no es real. Son solo una fantasía inventada por la sociedad.

Que solo te perteneces y sobre ti misma puedes gobernar.
Que nadie, ni los hijos ni tu compañero de vida te pertenecen. No son tu posesión ni siquiera estan obligados a permanecer a tu lado. Pueden amarte y a pesar de ello, no entenderte... Pueden amarte y a pesar de ello, no aceptarte...
Cada quien, lo quieras o no, hace su propio camino  y solo eres responsable del tuyo propio al andar. Solamente tú, dibujas tus sendas, marcas tu ruta y defines tu destino.

También recién caí en cuenta que hay relaciones condenadas al fracaso. Relaciones de todo tipo, familiares, amistosas,  amorosas o de negocios, con un inicio incierto y un final aún peor.

     Que hay que aceptar que es más que probable que quien no te quiso, nunca te querrá.
Que quién no te acepta, jamás lo hará y que hay relaciones que no vale la pena, la angustia ni el intento tratar de enmendar.

Que sin rencores ni llantos ni lamentos, sin ganas de vengarte,  hay historias, personas  y lugares que es mejor ignorar, que lo ideal es pasar la página o si se puede, arrancarla del libro de nuestra vida y olvidar que alguna vez existieron.


.... y en cuanto a mis ideas.... En cuanto a fábulas y mitos, creía en la existencia de los duendes. Aquellos seres feéricos, jovencitos, infantiles, hermosos, engatuzadores, de clara piel, cabellos hermosos, mirada picara, carita traviesa y malevolamente seductores, que aparecían en parajes solitarios y encantaban a los niños o niñas sin bautizar llevandóselos lejos de sus familiares, a quienes más nunca lograban volver a ver.

Lo cierto es, que inicialmente pensé que solo habitaban en los bosques lejanos, frondosos del interior de mi país, tales como la montaña imponentemente tenebrosa que se veía a lo lejos desde la casa de mis abuelos en Chiriquí...
Pero prontamente comprendí que estos seres hermosos, carismáticos y aberrantes habitan mundos propios no muy lejanos del nuestro. Que existen en las ciudades, discotecas, universidades e iglesias. Que se agazapan en cualquier esquina fingiendo atenciones para hacerte perder el camino y alejarte en forma definitiva de tu familia, que son de carne y hueso, que besan, acarician, enamoran, prometen y penetran.

Que mienten, engañan y lastiman.   Que se llevan a algunas mujeres con almas de niñas ingenuas. Que pierden a aquellas que malamente creen en el Amor!!! Que los he visto Yo! Lo he conocido!
Y he caido en más de una ocasión en sus embrujos seductores para mi bien inmediato y mi mal a largo plazo.
Que no fue fantasia, que no fue invento... que madure a destiempo, adelantada a mi época, para mi bien, y repito, para mi mal.

Por tanto, esa creencia infantil de la existencia de los duendes aún la mantengo, pero no como seres diminutos de las quebradas y
riachuelos.

No escondidos en cuevas llenas de oro ni con voz de canto angelical.

Y así fuí yo... Inocente, crédula, ingenua.... Soñadora, enamorada y pícara.... Soñando de niña, de adolescente, de mujer joven, jugando a crecer, creyendo en cuentos, fabulas, ideaciones, fantasias e inventos.

Soñando con crecer rápido, en hacerme prontamente mujer  y hacer realidad todas mis metas, absurdas o no.
Creyéndome incapaz de tener fé en mi misma, pero al mismo tiempo y de modo totalmente contradictorio, soñando con conquistar el mundo.

Endeble, nerviosa, frágil e insegura, enfrentándome, como todos, a un mundo lleno de posibilidades, al cual tenia miedo y de más está decir, curiosidad...

Hoy con casí medio siglo a cuestas, añoro esos tiempos. En que la inocencia y la fantasia eran mi norte. En que me creía capaz de cambiar situaciones, personas e historias solo con mi propio poder mental.
Que ilusa era entonces, pero también que llena de vida, de esperanzas y alegria... Tanto, que de vez en cuando pienso en regresar! y claro que regreso.... usando mi poder mental.



viernes, 15 de mayo de 2015

Cuando llevaba el cabello rojo...

Con el cabello rojo a cuestas andaba...cual prostituta barata!

Cabello rojo que bordeaba mi cuello, rozando mis hombros y excitantemente acariciando mi espalda...

Cabello rojo que insistía en enmarcar el delicioso cuerpo de mujer que la Naturaleza me regaló... que niego tener, que grito odiar, pero que está allí para ser visto, apreciado, usado...

Cabello rojo que llevaba, repito "rojo"  solo porque asi él lo deseaba.

Lo llevaba rojo  fingiendo vivir la vida, sonreída, confiada y segura.

Cabello rojo de taquilla triple X, bello, vibrantemente rojo en mí, pero en cierto modo y en honor a la verdad, con el cual fui tan infelizmente feliz...

Me sentí tan vacía, sola y agobiada a pesar de su compañía. Mala, sí... pero compañía en fin...

Estuve pérdida, errante, equivocada buscando estabilidad en el lugar y con la compañía equivocada... y nunca me sentí tan susceptible, temerosa e insegura.

Dentro de un bosque oscuro, tétrico y denso buscaba el tronco, enredada en las ramas.

Desconociendo que en dicho bosque no había árboles, no crecía la hierba lozana ni flores vibrantes, sanas y olorosas. Solo pululaban espanta pájaros y criaturas del mal vivir fingiendo ser lo que no eran, fingiendo sentir  lo que no sentían.


Cuando malamente decidí. llevar el cabello rojo,
todo en mi vida se volvió caos, lamento y entuertos.

La montaña rusa dentro de mí no se detenía, dejándome agobiada, exhausta, derrotada. Sintiéndome en ruinas y viéndome muchísimo peor.

La cuesta era doblemente empinada, cargando a cuestas mi propio peso, de por sí difícil y el de aquel ser inferior, taciturno, oscuro  que encontré en el camino y que obnubiló mis sentidos. Complicó mi camino y ennegreció mi ser.

Es que cuando me atreví a llevar el cabello rojo, mi psiquis cambió.


Mi mundo se volvió color sangre, con pasiones desenfrenadas provocando en mí un olor nauseabundo a podredumbre, muerte y abandono.

Vibraba y moría al mismo tiempo. Vivía por él, muriendo a su lado.

Así fue sin agregar más. Que cuando llevaba mi cabello rojo, se ennegreció mi alma.
Mis acordes se volvieron tenues, vacíos, distantes.

Perdí el rumbo. Fingí fortaleza, seguridad y plenitud, cuando en realidad todo en mí no era más que un saco sin fondo cortado a la mitad, que me empeñaba en llenar en vano.


Es que cuando me atreví a llevar el cabello rojo, solté las riendas de mi vida, entregué mis llaves a un victimario que no dudo un solo segundo en aniquilar mi ser.

Me ahogué. Me perdí. Morí...

Cuando llevé el cabello rojo... Eran otros tiempos. Otros espacios....

Eran inviernos teñidos de veranos, con soles de fantasia y oleadas de calor que entumecían hasta al más vivaz de los mortales...

Cuando llevaba el cabello rojo, caí en cuenta que aquel no era mi color.

No había nacido para llevarlo a cuestas. No me iba bien, no calaba en mí..
Sencillamente no me asentaba...

Lo dejé atrás   y recordé que siempre hay cabida para un cambio, para retomar el camino y desandar mis pasos....




No quiere decir que cambié de vida, pero por lo menos ya no soy aquella pelirroja barata... confundida, errática....  

Soy quizás, peor.