viernes, 6 de febrero de 2015

En mi mundo paralelo...

     Siempre he soñado que soy inmensamente feliz en un lugar inexistente.  Un sitio que habita, muy calladamente, dentro de mi mente, en el cual no me siento agredida ni cuestionada de modo constante.

Es un espacio en donde no hay que demostrar sentimientos que no se sienten o regalar sonrisas o abrazos por que sí.....

No  existe el aparentar, las comparaciones ni "el yo te lo dije". Todos estos "costumbrismos sociales" se cambiaron, por lo menos en mi mundo, por la transparencia.
  
Es, también, un ambiente sin tiempo, gravedad ni señalamientos.

En este sitio solo se vive "el presente" y no existe la ansiedad ni el peligro. NO se piensa de más. Las ideas galopantes en las cabezas, torturando día y noche, no existen.

En este, mi mundo, todos sabemos que nuestros días siempre son "el hoy" sin tener nunca que voltear la mirada y agachar la cabeza con verguenza por los recuerdos divisados a lo lejos.

Y si te digo que te amo, te soy fiel y soy feliz, es en "el presente", es en este preciso momento. No se espera ni se exige más, porque no hay nada más que esperar.


Tampoco hay "memorias, anuarios o resumenes" que engruesen el ego de otros cuantos, recordando triunfos o victorias pasadas, sin valor actual.... No existen los mañanas ni los "ayeres". No se narran glorias ni fracasos. No hay cabida para el arrepentimientos ni la nostalgia.

Es un mundo "democrático" en el cual todos valemos por lo que somos hoy, sin caretas ni photoshop. Sin ensalzar indecorosamente lo que no lo merece. Nadie es más ni menos que los otros. El "protagonismo y la taquilla" desaparecen.

En este mundo, nos renovamos cada 24 horas, y procuramos que este día sea el mejor, el más productivo, el más saboreado, el más feliz... ya que somos conscientes que no tenemos segundas oportunidades. Lo que se vive, no vuelve. Lo que no se aprovecho, no vuelve.

Y nos levantamos tempranito, al despuntar el alba, a disfrutar los primeros rayos naranja del sol, el frío de la madrugada y el alboroto de los pajaros ociosos, con ganas de aprovechar las horas al máximo. Y al caer la noche, nos rendimos a Morpheo tardísimo, contemplando las estrellas, la destellante luz azulada de los cocuyos y sintiendo la suave brisa en nuestras espaldas.

Irónicamente, en este paralelismo, hay tiempo para todo. No hay presiones ni apuros. No existe la fecha "tope" porque todo se reduce al "hoy". Imperan simplemente el orden, los anhelos a corto plazo y la  sinceridad. Hacemos lo que decimos. Y decimos lo que hacemos.Cumplimos nuestras promesas...


Soy tan soñadora, loca e ingenua que en mi mundo no existe la mentira. De ningún tipo, ni la "blanca" ni la "perversa"... Que las mentiras no tienen colores. Son mentiras y punto!!!

Sería inútil mentir, aun cuando reconozco de modo sincero que a lo largo de mi vida he hecho uso compulsivo, casí indiscriminado de la misma. Y es por ello que me gozo mi mundo "sin mentiras" ya que en éste no existe nada que "encubrir" ni errores que ocultar, ni excusas que inventar. De hecho, ni siquiera el maquillaje existe y los cirujanos plásticos es una profesión que nunca existió, por resultar completamente innecesarios y de mal gusto por lo absurdo de su meta, transformar lo natural en ficticio.

En este sistema de cosas, todos nos decimos las verdades en la cara, tal cual es, sin suavizarla o dilatarla. Sin necesidad de usar  "pausas y silencios dramáticos" como ocurren en las novelas y mucho menos, una banda sonora que nos produce un sentido de "alerta y suspenso" como sucede en el cine...

Y, debo aclararlo, afortunadamente la ausencia de mentira en nuestras interacciones no produce resentimientos o enemistades, ni proliferan traumas o bajones en la autoestima, sino todo lo contrario: Hay en el ambiente un profundo sentimiento de agradecimiento y tranquilidad por la sinceridad desplegada... Los malos entendidos son cosa de otros mundos, no del mio...

Es un mundo sin dobleces, sin insinuaciones.  No hay "segundas intenciones ni ases bajo las mangas de nadie" . Los psicópatas y los mitómanos no existen, mucho menos los paranoicos. Estas patologías no tienen razón de ser.  El temor se disipa y la infelicidad también. La confianza es la base "real" de todas las relaciones.

Las indirectas no caben y las suposiciones se van de paseo. Nadie necesita utilizar el sarcasmo y mucho menos, la ironía. Los humoristas son consejeros, gurus y guías espirituales ya que sus chistes siempre se han basado en la verdad.
   
Aquí existe la posibilidad de visualizar los rostros y los cuerpos con rayones, expresiones y cuentos. Llenos de letras, de historias completas escritas en desorden, en una especie de explosión, pero con mucho sentido para mí.

Todos nos mostramos tal cual somos. No hay nervios, miedos ni recelos. Todo discurre sin sobresaltos, en la seguridad de que no hay nada que esconder, sin pensar que el otro usará en nuestra contra la información compartida, el defecto expuesto o los problemas y errores sufridos.

Somos más humanos. Estamos más dispuestos a abrirnos al "otro". Las defensas caen y los puentes se extienden por doquier. Las reuniones son amenas, largas y transparentes ya que nadie compite con nadie intentando "ser mejores" o más felices o más atentos y encantadores... Se es lo que es sin disfraces ni distracciones.

En mi mundo sabemos con certeza extrema donde no nos quieren, adonde no ir y de quien cuidarnos o alejarnos. Nuestra esencia, nuestro pensamiento se ven en la piel, en los rostros. Cual poros expandidos por lo que no hay engaños y de haberlos, todos lo sabemos y estamos advertidos..

En fin! Este es mi mundo paralelo, al cual invito, una que otra vez, a mis cercanos. A mis amigos, o al menos eso espero y creo que son... Y les abro mi puerta pesada y con cerrojos oxidados, los invito y acompaño en el recorrido del mismo a riesgo de que se decepcionen, se espanten y se alejen de mi. Pero es que no entiendo otro modo de vivir...

Por lo pronto, y sintiendo que me explaye en demasía, me retiro a dormir... no porque quiera o me venza el cansancio, sino porque cuando cierro mis ojos puedo tocar con la yema de mis dedos esa falta de tiempo, gravedad y señalamientos... y soy feliz, de a momentos, de a poquito, Hoy. Aqui. En mi mundo. En mi mundo paralelo.

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