jueves, 12 de febrero de 2015

Del amor y sus extrañezas

Y le amo tanto, que me duele el pecho.

Aqui estoy.  Resignada a mi suerte...
Heme aquí entregándome una y otra vez hasta el límite de mis fuerzas, sin motivos reales, solo por el placer del sí.

Dejándome abrazar por la llama embriagadora de sus manos, que me llaman, que me invitan a amarlo. Sabiendo que no debo, que no es bueno, que me acabo con cada avance suyo.
Que cada momento que paso a su lado es un tiempo muerto, sin cabeza ni pies, sin futuro alguno.

Pero sigo aquí, atada a él... sencillamente enganchada a sus ojos, atrapada por sus manos, por su miembro, su espalda y sus abrazos. Por el enigma que resulta ser su mujer. Por sentirme la "elegida", miserable pero escogida... Algo he de tener que le interesa.



Por ello estoy con él, porque me acepta, me toca, me domina, me enerva y con todo ésto me basta. Todo en él me encanta. Aunque no debería porque con cada entrega, me rebajo, me humillo y me espanto. Absorbida por él en su totalidad. Siento como desaparece mi esencia, me degrado. Dejo de ser Yo para convertirme en lo que quiera que sea para él... para sus propósitos insanos.

Creo que me ama, aún sabiendo que no puedo recibir lo que carezco y no entrego.
Cada beso suyo, cada palabra me rebaja, me desarma, me empuja a un espacio sin tiempo ni lugar... Me desorienta, me obnubila.... la conciencia y mi dignidad se van de paseo junto con mi confianza.

Dejo de ser yo, para convertirme en un poro más de su piel. Soy toda suya, a sus anchas. Sin temores pero también sin esperanzas.

Conocedora que nada va a cambiar, y aún así me quedo, le espero y me entrego... oliendo a sexo y a podredumbre, por que él es eso y mucho menos... Pierdo yo, gana él.... Nada entrega y a pesar de ello sigo aquí, a su lado, sin entender los motivos o el porqué.
El porqué siempre vuelvo.... siempre lo recibo..... lo sueño..... lo acepto.... Y se repite el ciclo, una y otra vez, en descenso estrepitoso, ruin, descabellado, sabiendo que mientras más tiempo pase a su lado peor será el desenlace y aún asi, con mi estupidez a cuestas insisto, me arriesgo.

Le amo tanto que me duele el pecho.
Lo acepto. Estoy enferma y lo entiendo.
Entiendo que él sea mi cura y también mi fatalidad. Nada puedo hacer para cambiar este hecho. Es el embrujo de sus manos o tal vez lo despiadado de su ser que me llama a entregarme una y otra vez, sin recelo, sin medidas, sin medir las consecuencias de mis actos... Las habrá pero después veremos eso...

Ahora solo me concentro en él, en adivinar sus requerimientos, en complacer su ego, en dejarle en claro que soy toda suya, sin que me importe mi bienestar, mi salud o mi propio tiempo.

Y espero que me suelte, que me deje ir. Espero poder liberarme de esa hambre que provoca en mí.
Yo no podré. El tiene que soltarme... Estoy en una prisión sin puertas, barrotes ni candados. Sin cerrojos y de haber una llave, se perdió en el tiempo, hace tiempo atrás y no lucho por encontrarla porque no quiero!

Sigo aquí, solo sometida por el embrujo de su halo, maligno, perverso, inquietante que me llama a dejarme seducir y seguirlo sin atisbos de verguenza o respeto.... Me denigro a su lado y lo sé.  Me pierdo... Es la parte más humillante de esta historia. Saberme ilusa y perdedora desde la primera letra que tecleé...

Pero así, tal cual, son las cosas. No se pueden cambiar. Huelo a sucio, a cloaca, a ese tipo de agua residual que espanta y que atrapa, llevándose todo a su paso, lo bueno, lo malo, lo decente, lo inservible...

Y heme aquí,  obsesiva como siempre, como es mi terca costumbre, amándolo tanto que me duele el pecho.

Tal vez sofocada, casí sin poder respirar, por la excitación y el miedo que me produce estar a su lado. Tal vez por que se lo peligroso de la situación. Tal vez porque al igual que él, carezco de alma... Solo ésto justificaría tanta corrupción....  la ausencia del corazón, que me robó desde el primer momento que me topé con sus negros ojos aquella noche de invierno frente a su casa....


Y no pretendo dejarlo. Eso lo tengo claro.
El no pretende soltarme. Eso es lo que da espanto.
Sabiendo que perderemos, aquí estamos...
Dándole vuelta a las páginas de nuestra historia retorcida, sabiendo que en el fondo terminará mal... dilatándola lo más que podemos, perdiendo nuestro tiempo sabiendo que no seremos felices para siempre... pero que puedo hacer para evitarlo?.... si es que lo amo tanto que me duele el pecho.... y mientras más lo amo, sigue inexorablemente creciendo el vacio en mi.

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