martes, 9 de diciembre de 2014

La niña que emerge una y otra vez...

Todos eran tan altos, distantes y ocupados. Para una niña, sumamente distantes e inalcanzables.

Los veia siempre presurosos, pensativos, preocupados. Absortos en sus temas de adultos. En temas que ella no entendería por más que lo intentase, y por esta razón, ni le explicaban ni la tomaban en cuenta, aun cuando el tema fuese... sobre ella o su pequeño mundo.

Eran serios, maduros, prudentes y comedidos, con la licencia propia que sólo brinda la edad.
Nunca sonreian ya que no había tiempo para ello ni era lo apropiado. Sentimentalismos para qué? De qué sirven y cómo se comen? Te solucionan la vida o más bien, te la complican? Total! No habia tiempo ni interés en ello.

En fin, así eran sus días, noches y momentos en ese mundo de adultos. Los mismos que olvidaron que en algún tiempo no muy lejano fueron niños, igual que ella, solo que tal vez más tristes, con situaciones grises, oscuras o negras...
Si hubiesen sido felices, felices de verdad, la amarían más o por lo menos la tratarían un poco mejor, con respeto y brindándole eso que  se nombra "dignidad "... Ella desconoce a ciencia cierta su significado, pero lo que si tiene en claro es que  "eso" no hay en casa, y de haberlo, a ella no le tocó ni de colada, ni de refilón ni de sobras...

Siguiendo sus recuerdos, procurando que no fuesen muchos, por dolorosos, eternamente repetitivos y tristemente cansones, vivia día tras día su rutina la niña aquella.  Su vida carecía de emoción alguna,salvo las malas, las crueles, las que la llenaban de espanto.

Solo trataba de "no existir y no molestar", así todo sería mucho más fácil, tanto para ella, su barrio y su familia. No se podía convertir en una molestía más. Ya de hecho, lo era desde que nació. Ahora le tocaba no figurar, sonreir, aparentar ser lo que no era, encajar y brillar en donde quiera que fuese. Todo era parte del plan. Un día a la vez, cual adicta. Lo importante era sobrevivir un día más.

Tenía un sueño. Vendrían días mejores, llenos de luz y de esperanza!  La tristeza y el miedo que siempre la acompañan desaparecerían en tanto ella creciese. Se alejarían de ella la soledad, la angustia, la ansiedad y ese vacío que siempre la carcomió... Era un hecho. Era su meta, su razón de vivir: sobrevivir y volverse fuerte y todo ese dolor inexplicable se iría tal cual se formó en ella, poco a poco, hasta no existir más.

La niña triste creció. Se volvió poderosa, fuerte  y en control no solo de su vida, sino de otros que cayeron en sus redes. De aquellos que le creyeron, que sentian que ella era feliz y se dejaron arrastrar en el torbellino de infelicidad que solo ella les podía entregar.

De aquella niña insegura y temblorosa, poco queda ya. Cedió. Desapareció. Dio paso a una arpía fría, calculadora, cínica y rebelde...
Infranqueable. Impenetrable. Indescifrable.

Y así vive sus días, no dejándose de nadie. Sin miedo a situaciones. Superando pruebas innombrables. Apagando fantasmas del pasado. Borrando pesadillas de su mente. Atajando lágrimas que se empeñan en delatarla.  Siendo, ironicamente, ejemplo de vida para mujeres, amigas y conocidas.

Aún cuando en su soledad, cuando cae la noche, al apagar las luces, donde ya las falsedades caen y el maquillaje se escurre entre las grietas de su alma, sus ojos vuelven a apagarse de modo casí sepulcral...

Entonces vuelve... vuelve a emerger la  niña lastimera aquella con su dosis de autocompasión exigiendo su rutinaria ruindad, sus ganas enfermizas de sentirse nuevamente víctima, indefensa y herida.


Y vuelve a ser ella, tal cual, sin engaños ni mentiras. Vuelve a sentirse mal, miserable, ultrajada, destruida, sin dobleces y sin dramas...

Y a pesar de ese caos emocional y ese sufrimiento mental innecesario, vuelve a sentirse en paz.

Esa sensación de paz y seguridad que solo da el volver a sentirse en casa.

A sentirse en la comodidad de su propio hogar, de su realidad hartamente conocida, terrible o no, su realidad... Doloroso o no, su hogar...      

 


Pintura: La niña que miraba al infinito de Nicoletta Tomas

No hay comentarios:

Publicar un comentario