sábado, 10 de enero de 2015

Día lluvioso... dejándote atrapar.

Cuando llueve, todos cambian, o tal vez, quedan al desnudo, dejan de fingir.. que se yo!

Corren, se enojan, se pasman o se desencantan.

Siempre me ha producido curiosidad, y algo de molestia, estas reacciones.

Todo se vuelve un caos. Los rostros, humores, los pasos, las actividades, el tranque, los saludos. Absolutamente todo cede, quedando rezagado a segundo plano, dando paso a la gran protagonista, la lluvia.

Los seres humanos descienden a estados antagónicos, casí depresivos o al borde de la histeria o la agresión, en los cuales, ven cada minuto de lluvia como "el desastre"... como una pérdida de tiempo o un jeroglífico por resolver....

Surgen preguntas existenciales profundas (realmente estúpidas). ¿Cúanto durará?,  ¿Ahora cómo llegaremos? ¿Ahora que haremos?.... ¿ Y ahora qué?...

Ni bien empieza a llover, valga la redundancia,  empiezan las quejas, los sinsabores y lamentos por doquier...así como los arrepentimientos y maldiciones de todo tipo... Las añoranzas y la nostalgia también toman su lugar en la fila de emociones que provoca nuestra invitada inesperada.

Los que están dentro de un bus, de modo instintivo empiezan a quejarse porque sienten calor...
Aquellos que están en una oficina o espacio cerrado, no soportan el frio...
Quienes caminan detestan las gotas, los charcos, lo peligroso y resbaladizo que se tornan los suelos y huyen de los carros presurosos que los salpican al pasar y evitan a la gente que se cruzan en sus atormentados caminos.
Las calles se paralizan. Los parques quedan solitarios cual pueblos fantasmas. Todo se pasma. Todo se espanta, adquiriendo un tono lúgubre que de modo inevitable impacta e influye las mentes más débiles que se encuentra en su andar.

La gran mayoria maldice los cambios climatológicos, por los planes arruinados, los peinados pasmados y trajes ajados, las hojas estropeadas, el no haber llevado botas, paraguas o capote, el no tener abrigo. El no tener caro o tenerlo. El andar sola en la calle o peor aún, andar en grupo. El tener una cita o tristemente, no tener ninguna. El ser viejo o  muy joven. El traer shorts o traje, zapatos o sandalias. El  haber salido de donde salieron o el haberse quedado en el lugar en el cual "la lluvia los atrapo"... Y estàn aquellos que lamentan no estar con la persona amada, así como muchas agradecen no estar con aquel que las extraña...

En fin, que todo incomoda! 

¿En serio?
¿La lluvia, ya sea llovizna o tormenta, tiene tanto poder sobre nosotros?
¿Puede arruinarnos el día, noche o madrugada?
¿Puede influenciarnos de modo tan caótico?

En un mundo paralelo, y sin ser agricultor o meteoróloga, la lluvia sería mucho más valorada. O por lo menos, no nos sentiríamos tan agredidos por su espontánea llegada...

     Por mi parte, cuando llueve es muy probable, que si me ven en la calle, observen mis pasos mucho más lentos. Y sin estar dentro de una crisis catatónica me mantengo en un estado de casi vigilia sin poder responder a los estímulos externos de las personas que pasan a mi lado, ya sea corriendo, gritando o con gestos desenfundados...
Es que me separo de  los carros que salpican, pitan y frenan, de los choques y los tranques--. y la lluvia no me afecta, por lo menos no de modo negativo. Sigo mi camino sin paraguas, sin periódico sobre mi cabeza. Por cierto, sin mi cabeza agachada y con una sonrisa en los labios.

Es en estos momentos de lluvia que dejo salir a aquella que vive "atrapada" dentro de mi cuerpo, alma y psiquis y que insiste en subsistir, en zafarse.

Para ser sincera, me lleno por lo menos momentaneamente de ansiedad, miedo e incertidumbre... Y mi niña interior me dice que no pierda la calma, que no me deje abrazar por el pánico. Que no es ácido ni veneno, solo gotas transparentes, cual perlas. Es agua!!!. Solamente agua!!! Agua, si!, pero sin escapatoria.

Y es ese el problema! Al tropezarnos con la lluvia, sin previo aviso, no sabemos cómo quedaremos. Pero con suma seguridad, estaremos al final expuestos. Totalmente desnudos, como realmente somos.

Sin trampas, tapujos ni atajos. Si no escapamos a tiempo, si nos dejamos abrazar por ella, el resultado final será el ser auténticos.
No hay de otra. No subsisten ya las máscaras ni maquillajes ni peinados elaborados. .... Ante la lluvia, no hay saco que oculte tu verdadera figura ni faja que no deje al descubierto tu pronunciada panza... Y es que la lluvia se escurre en tí, dejando tus ropas cual guante.

Es un hecho cierto. la lluvia todo lo barre. Todo lo saca, todo lo muestra. Te expone dejándote sin defensas. Tal vez por ello, produce tanto revuelo en aquellos que quedan bajo su embrujo.

Te reto.
Inténtalo. Baila con "ella".
Sorpréndela y acepta su plática.. su compañia...

Que hay que tener valor. Valor del bueno y algo de locura para bajar el paso cotidiano en un día lluvioso cualquiera.
Para no dejarse amedrentar antes sus gotas "limpiadoras de toda  falsedad"....

Que has de quitarte tus tacones, ante el constante riesgo de irte al desmadre si insistes en huir, en correr con ellos.

De nada te servirá si usas Mac, Estee Lauder o Mary Kay... Tus lágrimas serán negras o en el mejor de los casos, de colores varios, cual arcoiris. Con mucha suerte no pareceras un mapache...
No hay blower que un día lluvioso no pueda vencer ni planchado que no pueda desaparecer.
Pero si la dejas fluir, si te dejas envolver dentro de ella, será tu momento de juego, de
liberación y autoaceptación. Puede ser tu catarsis, tu revelación, la respuesta a mil preguntas que solo a tí te interesan.


Momento en el que te ves tal cual eres, y descubres que esa es tu realidad, la cual has de aceptar porque no hay otra opción. No hay m.ás salidas. Todo lo demás es mentira!

Tu otro yo es engaño y falsedad.

Es el juego que amas, en el cual crees y vives inmersa día tras día desde que despiertas hasta que te rinde el sueño.

Es vanidad, ilusión, fantasia. Esa ... mi querida amiga, esa no eres tú.

La verdadera tú es aquella que sobrevive  a la lluvia. Aquella que no huyó. Que no escapó y la enfrentó.

Y si tienes con quien caminar, a quien abrazar, besar y compartir bajo un día lluvioso, sientete afortunada pues con seguridad te acepta y te ama tal cual eres.

Ha visto tus sombras, tus quiebres, tu interior.
Conoce tu susceptibilidad, tus temores y complejos y sigue alli... Continua a pesar de aquello.

Si un día lluvioso caminas agarrada de la mano...confiada, sonriendo, sintiéndote amada... a ese no le pierdas el paso, no lo dejes ir, que no se te escape...

La lluvia pasará. Es transitoria. Más el amor permanecerá...  tras un día lluvioso. 
 

 

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