sábado, 3 de enero de 2015

El Salto al vacío... Pesadilla y despertar.

Una a una fue quitando las paletas de vidrio.

Se enfrentó a una ventana totalmente desnuda, sin obstáculo alguno entre su apartamento y el vacio...

Se aproximó con la cautela de un felino y se posesionó sobre ella.

Siempre le tuvo respeto, curiosidad y un disimulado anhelo. Logró sentarse en el marco... Sentada al borde de su ventana, solo atinó a observar la inmensidad del Cielo frente a ella. El cerro lucia más cerca e imponente. Las personas abajo, miserables, poca cosa, ajenas a su dolor y el mar mucho más inconquistable.

Solo la separaban de su ventana al pavimento distante y duro, la Ley de la Gravedad. Infame ley que te impide volar, alcanzar los cielos, conquistar tus miedos sin lastimarte.

Ella, sin nervios, fría... en si, vacia,  observó como sus músculos de modo inconsciente se pusieron tensos, tal vez ante la premonición de que éste sería el último, no, el peor de todos los errores cometidos hasta ese momento.

Que de saltar ya no habrían consecuencias, dramas ni enredos, solo conclusión, fatalidad y silencios. 


Y se vio saltando al vacío... dejándo atrás la pérdida que la atormentaba, que la hizo sufrir y la sacó de su realidad. Dejando atrás el desinterés de algunos, la frialdad de otros, a quienes minimizaron su dolor, el desprecio que sufrió y a aquellos bien intencionados que le dieron la espalda abandonandola a su suerte totalmente sola y frágil...

También visualizó los buenos momentos, las personas queridas, las lecciones aprendidas, su fortaleza ahora fraccionada, las amistades convertidas en familia, su amor por la noche, la lluvia, la hierba, el cuerpo masculino, la lectura, la música y el baile. observó como esos momentos iban quedando atrás... con nostalgia, con tristeza... Sintiendo una gran culpabilidad por no apreciarlas en su justa medida, años atrás....  

Se reconoció, con una sonrisa delatora, eterna y perdidamente enamorada. Con rostros distintos, cuerpos variados y nombres cambiantes, pero siempre enamorada. Siempre tras la ilusión del Amor... Y reflexionó, "Si el lanzarme, ¿es realmente una opción?",  "¿Si pierdo más dejándome llevar por el vacío que me llama y me enamora de modo embriagante?"

Trató de meditar, a lo rápido, pero sus pensamientos no eran del todo claros... se entrecruzaban cual dos mentes con vidas propias e independientes.

Una con ganas de vivir, de quedarse un tiempo más

... Otra animándola a partir... "Se te hace tarde para descansar... Solo toma un impulso y todo terminará... que te detiene? si entre el hoy y el mañana, existe un vacío, la nada, la eternidad"

Sentada... a 23 pisos de altura o un poco más...las dudas de último momento la absorbían. La consumía el
tomar la decisión de saltar... no por temor, sino por el dolor que se causaría...
¿Se desintegraría? ¿Dolería? ¿Y si no era exitosa y su mundo a partir de este fallido intento la condenaba a estar muerta en vida, arrepentida por siempre?

Su mente se hundió en aquello que  poco le ha importado, el qué dirán... Y una vez, ésto termine, "¿cómo me verán, qué dirán de mí? ¿Cómo me recordarán?, ¿Dejaré sonrisas y recuerdos? o solo,  ¿verguenza, señalamientos y culpa?"

Nunca le habia importado lo externo y en su último momento, ocupaba su espacio obnubilándolo... permeando su decisión ya tomada.

Pensó: "No hay que dejarse confundir en este momento. No en éste"!!!

Y saltó...

Saltó con una sonrisa en los labios, una lágrima en sus ojos y mil cuestionamientos en la mente, sin despedirse de nadie, salvo de su propia conciencia.


Saltó al vacio y se dejó llevar por la fuerte presión que la empujaba de manera acelerada a estrellarse en breve con el pavimento. Éste que "con risa pasmosa" la esperaba, ansioso.... presuroso... de verla en él estampada, destruida, convertida en nada... en una mancha amorfa más que le pertenecería.

Una mancha igual a la de otros cobardes que se le antecedieron...

Irónicamente al ir cayendo, no vio  su vida pasar frente a sus ojos en forma de película constante ni siquiera como pequeños retazos de ella...


Solamente podía visualizar el mar, oscuro, denso y pausado... con olas suaves que iban y volvían y en cada impulso, un recuerdo... un momento... apoyo.... cuidados... sonrisas... orgasmos.... abrazos y besos... aplausos y ojos de admiración y orgullo....


Cayó en cuenta, demasiado tarde, que habían sido mayores los buenos momentos. Que la vida le habia regalado gratificantes experiencias, que ya nunca más podría atesorar... ni soñar con repetir...

También se imaginó el futuro, que había maltrecho con su salto al vacío y que ya era imposible de forjar: se vio amada, con hijas o hijos, de cara al viento apostando a la honestidad, a la tranquilidad y a trascender en quienes tocase en su caminar por la vida, en lograr que sintieran orgullo de haberse topado con ella...

Ya en vano... Un golpe sutil, seco. En verdad corto.

Pensó sería peor... ya no existía dolor, solo un silencio eterno y  una infinita negritud, sin luces blancas que seguir....  sin pensamiento ya, sin emociones, sin sensibilidad... se había convertido en nada, cual vela extinguida a causa de su propio calor!

Todo había acabado... sin grandes espavientos ni  dantesco final.

Sin drama. Sin miedo. Sin novedad. Como si un "switch" hubiese hecho corto sin más ni más...

De pronto, un cosquilleo, una caricia, una palmada... allí estaba su madre...

"Te amo. Buenos Días! Disculpa que te he levantado, solo queria que recuerdes que TE AMO  y estoy aquí a tu lado"... 



 

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