viernes, 21 de noviembre de 2014

A once años de tu partida...

Querido hijo, desde que supe de tí, "todo absolutamente todo" en mí cambió. Mi pequeño mundo giraba en torno a tu llegada,  pendiente a si te movias o no, a si estabas creciendo bien semana tras semana e imaginarme con certeza y apostar (aunque no lo sabía en aquel momento) que quien venía en camino era un "niño". Y no me equivoqué...

Quise vivir cada día de mi embarazo con emoción.               No perderme detalle alguno. Sentía una gran valentia y positivismo sobre la hora del parto, queriendo ser yo la que te trajese al mundo, con mi energía, despierta y consciente. Soñaba con que estarías orgulloso de tener una mamá tan valiente. En fin, una madre coraje!!! ... pero las cosas a veces no suelen ocurrir como se han soñado... Ambos lo sabemos muy bien.

Mi niño, a once años de tu partida, necesito hacerte llegar esta carta para que recuerdes lo mucho que te amo y aún recuerdo. Aunque ha pasado tanto tiempo desde que sorpresivamente dejaste de respirar y latir dentro de mí y aún cuando reconozco lo ilógico que es, siento como si no te hubieses ido. Es que todavia no me lo creo. No lo admito. No lo acepto.  
Mi culpa no permite que me resigne del todo a saber que te perdí, que mi cuerpo no fue lo suficientemente apto, hábil, sano y sobretodo fuerte para sostenerte con vida, para permitirte nacer.

Necesito que sepas que moría de ganas por conocerte, saber que sentiría cuando te tuviese entre mis brazos, tu expresión cuando me vieras, oirte reir, palpar la textura de tu delicada piel, reparar tus deditos, consolarte cuando llorases y amamantarte. Deseaba saber que cúmulo de emociones sentiríamos mutuamente al conocernos...y no se dió ninguno de esos momentos...

Estaba henchida de orgullo por ti, por mí y por tu papá. Fuiste un bebe esperado con ansias y mucho amor. Fuiste mi primer gran proyecto en firme, en común con otro ser humano. Hacerte y mantenerte dentro de mí no fue comparable a ninguna otra actividad realizado por mí hasta esa fecha.

Ningún otro hecho... como el de tu muerte, me ha catapultado a sentir tanto dolor, impotencia y desesperanza.  Tu ausencia aún carcome mi mente y corazón pues nada pude hacer para evitarla...

Estabas dentro de mí y te amaba, te esperaba y creí falsamente que te cuidaba....pero no... no pude salvarte ni logré retenerte a mi lado.

A veces, solo a veces, pienso que no me querias como madre. O tal vez, no querías como padre al hombre que en ese momento escogí para engendrar a mi primer hijo.

En mi afan de culparme, pienso que la vida, el Destino, nuestro Dios o un Poder Superior, no me quiso bendecir en aquel momento con el regalo de ser madre, tal vez porque no me lo merecía por mi mediocridad, por no ser feliz, sabiendo que no podría darte lo que no poseía...
Sea cual haya sido la razón de tu interrumpida llegada y precipitado adios, no me conformo a estar sin tí. 

En su momento, tu papá, mi familia y todos me cuestionaban, (y se que aún lo hacen), el por qué pienso en tí... Preguntan, qué extraño, porqué me duele tanto... si tú y yo no compartimos "nada".... Que no tengo nada que extrañar, absolutamente nada..... y todos actuan como si no hubieses existido.  Quieren que volteé la página y siga mi camino, con mi presente a cuestas, buscando mi futuro y enterrándote nuevamente a tí, en mi pasado con tus recuerdos dentro.

Están tan equivocados! Tengo tanto que recordar... sobre todo, nuestras emociones, ilusiones y sueños...
Los recuerdos que teníamos en "común", nuestros secretos, nuestra realidad...

El recuerdo íntimo del conocimiento de tu llegada, el ponerte un apodo de cariño, las compras propias de la  maternidad, tus muebles y ropita, las visitas periódicas al ginecólogo, el aumento de mi panza a la velocidad de la luz, la negritud y dolor en mis pezones, la aparición de la línea alba en mi panza (que la descubrió tu papá), el dar la noticia de tu presencia a mi madre, a tu papá, a mis mejores amigas y amigos y a las únicas cuatro compañeras de trabajo que toleraba en aquel momento, el reirnos al ver la cara de susto y sorpresa de "admiradores" al verme pipona, el escuchar música con audífonos en la panza para que la disfrutaras más, el bailar pegados nosotros tres música romántica para acunarte, las largas conversaciones en solitario que manteníamos tú y yo, la decisión y elección de tu posible nombre (Rolando Ameth si eras niño o Stephania Claudette si resultabas niña), la sensibilidad que emergió en mí por todo lo bello y tierno, el oir tus latidos por primera vez y sobre todo el sentir tus movimientos...

El llorar de felicidad solamente por sentirte en mí!!!  Aún recuerdo con inusitado detalle lo impactante que fue para mí hace once años el verte por primera vez y dos veces más en esas pantallas mágicas llamadas ultrasonidos.

 
También extraño lo que pudiste llegar a ser. Los planes que tenía para tí. Me duele toda la intención y las ganas inmensas de hacerte sentir especial y querido para que fueses un niño feliz. Suelo imaginarme con nostalgia como habrían sido nuestros juegos, paseos, conversaciones, el enseñarte a pintar  y las lecturas de cuentos a la hora de dormir...


 Hecho de menos el no haber
podido verte como hermano mayor, el haberme perdido cada uno de tus momentos al ir creciendo junto a tus dos bellas hermanas.

El no haber podido escuchar tu tono de voz decirme tan solo una vez "mamá", secar tus lágrimas ni curarte con besos un raspón al caerte.  Detesto no tenerte en albumes familiares, el no estar en este momento celebrando que terminarias ya tu sexto grado, el no conocer tus novias... Extraño esos momentos que nunca se dieron y me duelen en el alma.

 Todo ésto nos unió, nos hizo sentirnos cómplices de una misma historia, una misma realidad, una misma pasión. Eramos el uno para el otro. Que no lo entiendan, no es nuestro problema.

Quería que me conocieras, que supieses todo de mi, que entendieses que soy una mujer como cualquier otra, un ser común con defectos de carácter y muy pocas virtudes, pero que te ama con locura....
Que me perdonases porque había cometido muchos errores antes de tí...  y tras tu partida, los seguí cometiendo....   y aún asi insisten en estrujarme con maldad en mi cara que "nada hubo entre tú y yo"....

Me duele mucho el haber perdido todas esas sensaciones, el que se me hayan arrebatado tantos sueños, el que no me alcanzó mi claustro para protegerte...


Nunca alcanzaré a comprender cual es el mensaje oculto de esta separación intempestiva...  de este amor inconcluso. No se qué es lo que Dios necesitaba que yo asimilará o aprendiese, salvo que me ha dejado mucho dolor y un sinsabor de que ninguna experiencia en mi vida (ni tener un bebe) ha sido fácil para mí.

     Tal vez, mi mayor error fue esperarte con demasiadas ganas y pretender que tu llegada dependia solamente de mi. Creer que tu sola presencia me haría feliz.   Quizas, tú querias una mamá que por sí misma y por sus propios logros, fuese feliz y que no dependiesde completamente de ti. Tal vez sentiste que era una carga muy pesada para tí y decidiste partir antes de nuestro encuentro.... Realmente nunca entenderé que te motivo a alejarte y por eso no puedo dejarte ir del todo.

Sé que nadie me entiende cuando digo que algo dentro de mi también murió el día que te fuiste, pero eso ya poco importa. Lo único que importa es que fuiste una realidad dentro mi y en mi vida por casí seis meses. Que tocaste cada aspecto de mi mundo para bien, llenándome todita de amor.  
Me hiciste sentir y actuar con más conciencia y mucha más tolerancia hacia los demás y esto siempre te lo agradeceré.

Desde tu partida, valoro situaciones que antes me parecían estúpidas y hasta ilógicas. Me enseñaste que no basta tener un bebe para completar tu vida o porque ames a un hombre o por dejar una huella, sino que para tener un hijo hay que despojarse de  espejismos y de bases fangosas...   Aprendí que para ser madre tenia que crecer aún poco más, conocerme y perdonarme.... solo así podría ser buena madre para tus dos hermanas...

Nunca podré olvidarte, no lo necesito, tampoco lo deseo...

Te quiero mucho mi pedacito de cielo, te extraño y aún te pienso, 

Se Despide Mamá, con la confianza en Dios que nos volveremos a encontrar.

4 comentarios:

  1. Waooo amiga es hermoso todo esto solo la persona que a perdido a un hijo sabe lo que es y lo que duele esa perdida, yo no puedo opinar mucho ya que los 2 mios con el favor de Dios están vivos, pero como madre puedo decirte que la ilusión y el amor del primero no es igual al de los que llegan después, no lo llamemos engaño soy madre pero es real el sentimiento no es el mismo y por eso puedo entender tu tristeza y frustración al perder a tu primer amor. Hermosas palabras para describir tu sentir

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. gracias Ingrin.... realmente aquí deje el alma, me reservé muy poco para mi.
      Sigo agradeciendo a Dios por tu amistad y apoyo...
      eres importante en mi vida, desde esos años de oscuridad.

      Eliminar
  2. Hola Kathia, solo espero en Dios que este comentario lo puedas encontrar aquí por que la verdad, a pesar de no haber experimentado lo maravilloso e inexplicable de ese sentimiento de tener a alguien creciendo dentro de mi pero que increíblemente puedo ponerme en tus zapatos, porque el hecho de ser feliz solo por acabarse de enterar que se esta encinta no tiene explicacion; ahora sentirse cada día una felicidad distinta por diversas sensaciones, emociones, incluso dolores por tan maravilloso milagro son momentos que ninguna otra experiencia, ni siquiera otro embarazo puede igualar, lastimosamente nada en esta vida podrá consolar un dolor tan grande como el que pasaste; lo que si me gustaría que pudieras pensar y trataras de asimilar y luego consolar; es tu propio sentido de culpa, el cual, mi humilde pero sincera opinión no fue culpa tuya ni mucho menos, al contrario nosotros los seres humanos tenemos un enemigo invisible tan poderoso que nos descalabra en el momento en que nos ataca y es la muerte y digo un enemigo porque el creador de vida que es Dios, jamas ha querido que los seres humanos pasemos por tan desgarradora experiencia que incluso el mismo experimento cuando tuvo la perdida de su propio y único hijo para que nos pudiéramos salvar; él mismo si nos consuela con una esperanza que contiene la biblia en un pasaje que me gusta mucho y me gustaría lo pudieras buscar en el libro de Juan 5:28,29 y visites esta pagina de internet: www.jw.org solo me resta decirte que tu carta ha sido leida sabes principalmente por quien? por el oidor de la oración y el que sabe como puede consolarte, solo me gustaría decirte que cuando te sientas tan abrumada y desconsolada hables con ese ser supremo que conoce tu corazón y solo él puede darte esa paz y serenidad en esos momentos de desconsuelo.

    Hermoso articulo.

    ResponderEliminar
  3. Gracias Angela por el apoyo, tu paseo por mi pequeño blog y sobre todo por tus consejos.... Reconozco el sentimiento de culpa aún debo trabajarlo, pero poco a poco y confiando en Dios, las piezas de mi vida empiezan a encajar. Saludos

    ResponderEliminar